Ayer, 18 de octubre, a primera hora, también fuimos a los pies de Jesús Eucaristía para encontrar en Él la fuente inspiradora de nuestra búsqueda de una inédita e inaudita humanización, de una inédita e inaudita fraternidad, de una inédita e inaudita evangelización.
Por la mañana, la Hna. María Jesús nos ofreció una iluminación carismática presentando a “Luis Orione, el santo cristológico del novecientos”, lo que nos permitió sumergirnos una vez más en la fuente inagotable de su pasión por Cristo; que con Él, por Él y en Él se hace en Don Orione pasión por la humanidad.
La realidad nos muestra una verdad insoslayable: inevitablemente nuestro vivir, la calidad de nuestra vida fraterna y apostólica está estrechamente ligada a la calidad de lo que se vive interiormente, de la experiencia de Cristo. Las modalidades de nuestra vida comunitaria, el estilo de nuestra oración, las formas de la vida espiritual, las opciones apostólicas y sus modalidades, son la consecuencia de nuestra espiritualidad, son el lugar donde nuestra espiritualidad se encarna.
Entonces quisimos revisar las luces y las sombras de nuestra experiencia habitual de Cristo porque ella constituye el telón de fondo de nuestros comportamientos y opciones; y porque si pedimos la GRACIA de una conversión pastoral podremos cultivar de verdad entre nosotras relaciones humanizantes, fraternas y evangelizadoras.
Por la tarde, el Plenario nos puso una vez más ante una verdad que ya se impone por sí misma: ¡La caridad de Cristo nos urge! para Instaurare Omnia in Christo.
Seguimos contando con sus oraciones.
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