martes, 4 de agosto de 2009

Hoy visitamos a nuestro Párroco, el Padre Eldo, en su día

Hoy por la mañana un grupo de niños y educadoras de nuestra Casa nos dirigimos hacia la Parroquia Inmaculada Concepción de Barranqueras para saludar a nuestro Párroco, el Padre Eldo Musso, en su día y le entregamos un pequeño presente.
Luego de saludarlo pasamos a visitar la Parroquia y le rezamos y cantamos a nuestra Madre, la Virgen.
Antes de regresar a Casa para continuar con nuestras actividades, el Padre Eldo nos aseguró que nos devolvería la visita. Seguimos rezando por sus intenciones.
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El 4 de Agosto, Fiesta del Santo Cura de Ars, se celebra el día del Párroco. Es una fiesta que quisiera recordar en la vida de la Iglesia. Si me preguntaran cuál es, dentro de las diversas tareas que desarrollan los sacerdotes, la más destacada si es que podemos hablar así, yo les diría la de Párroco a riesgo de ser parcial, pero reconozco que tengo una particular valoración y estima por este ministerio sacerdotal.
En la Parroquia el sacerdote vive de una manera plena y concreta la misión de Jesucristo, el Buen Pastor. La Parroquia abarca toda nuestra vida como hijos de Dios. En ella nacemos a la vida cristiana por el bautismo y crecemos como familia cristiana. En este ámbito local es donde se aprecia en toda su dimensión eclesial la persona y el ministerio del párroco. Al referirnos a él, la palabra Padre, adquiere todo su significado y valor espiritual.
En el reciente documento de Aparecida cuando se habla de la renovación de las parroquias se mira en primer lugar a la persona del párroco y se dice que: “la primera exigencia es que el párroco sea un auténtico discípulo de Jesucristo, porqué sólo un sacerdote enamorado del Señor puede renovar una parroquia. Pero al mismo tiempo debe ser, continúa, un ardoroso misionero que vive el constante anhelo de buscar a los alejados y no se contenta con la simple administración”. ¡Cuánta riqueza y responsabilidad pastoral pone la Iglesia sobre los hombros de este hijo suyo al que ha ordenado sacerdote para el servicio del pueblo de Dios! Cómo no valorarlo y acompañarlo en esta misión.
Cuando el Código define a la parroquia como una comunidad estable de fieles, agrega que se la encomienda a un párroco, como a su pastor propio (c. 515). Esto, ser pastor propio, significa que todos tenemos en nuestro párroco una referencia de cuidado pastoral que hace a su tarea y responsabilidad, pero además, esta relación nos involucra y compromete como miembros vivos de una misma comunidad. Como vemos no se trata de un camino con sentido único que va, del párroco al fiel, sino que es necesaria también esa otra relación del fiel a su párroco. Así crece la Iglesia según el proyecto de Jesucristo. Esta relación pastor-comunidad reclama una mirada de fe para ser vivida en su originalidad y fecundidad pastoral.
Fortalecer la vida e identidad de nuestras comunidades parroquiales es fortalecer la presencia viva de la Iglesia, en cada barrio, pueblo o ciudad. Por ello quiero agradecer y felicitar a nuestros párrocos en su día y elevar mi oración por su ministerio sacerdotal. Pero quisiera, además, hacerlos partícipes a ustedes en esta celebración, para que la vivan desde la intimidad de la oración personal y a través del gesto cercano de saludarlos en sus comunidades. Ellos han sido ordenados al servicio de ustedes, ellos necesitan de la presencia y la colaboración de ustedes.
Mons. José María Arancedo
Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

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