“Instaurare omnia in Christo”
Con el corazón colmado de gratitud y de asombro por las “sorpresas” de Dios, quiero llegar a cada una y a cada uno de ustedes, ante todo disculpándome por no responder personalmente, como ciertamente sería más justo hacerlo, pero estoy segura de que pueden comprender la dificultad que encuentro en este momento, por el “mar” de mensajes que contínuamente están llegándome y que logro sólo leer, “conservar en el corazón” como María y entregar al Señor con un infinito ¡GRACIAS!
GRACIAS, en primer lugar a Dios que ha querido confiar a este “pequeño instrumento” la gran responsabilidad de la animación de los próximos seis años de la vida de nuestra Familia religiosa!
GRACIAS, a mis Hermanas capitulares que depositaron en mí y en el nuevo Consejo general tanta confianza, tanta esperanza y disponibilidad!
GRACIAS, a mi familia que desde siempre me sostuvo y me sostiene con su amor, con su cercanía y con la oración!
GRACIAS, a las Hermanas, a los religiosos, a tantos laicos amigos y cercanos a la Familia orionina por acompañarnos con la oración y por la pronta e incondicionada adhesión y disponibilidad para colaborar con nosotras en el camino que recorreremos en los próximos seis años!
El Capítulo general continúa todavía con los trabajos hasta el 4 de junio; estamos viviendo ahora días importantísimos en los que tomaremos las decisiones que darán a nuestro sexenio la orientación para nuestra vida, para nuestro apostolado, para nuestro testimonio como Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, a las puertas del Centenario de Fundación.
Sigan acompañándonos con la oración y con el afecto fraterno, para que, dóciles a la voz del Espíritu Santo, podamos encaminarnos hacia un estilo de vida como consagradas orioninas, que esté anclado fuertemente en la persona de Jesús, en su Evangelio y en el carisma de Don Orione, para ser en la Iglesia y en el mundo, signo de la belleza de la Vida consagrada, vivida en la caridad, en la fraternidad, en la apostolicidad, en la fidelidad creativa, en la esperanza y en la alegría de “dar la vida” por la causa del Reino.
Saludo con afecto fraterno cada una y cada uno de ustedes y, mientras seguimos unidos en la oración, digamos juntos con Don Orione:
¡Ave María y adelante!
Hna. María Mabel Spagnuolo
Superiora general PHMC
Roma, Casa general, 27 de mayo de 2011
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