domingo, 1 de mayo de 2011

Beatificación de Juan Pablo II

Juan Pablo II fue elevado hoy al honor de los altares por su sucesor Benedicto XVI en una ceremonia solemne y muy emotiva en la Plaza de San Pedro ante más de 1 millón de fieles de todo el mundo, en su mayoría polacos.
El cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini, leyó una breve biografía de Karol Wojtyla, interrumpida siete veces por aplausos. Luego, Benedicto XVI lo proclamó oficialmente beato, decretando que su fiesta se celebrará el 22 de octubre.
El día de ayer comenzaron las vigilias en varias Iglesias y puntos de Roma. Una de las citas fue en el Circo Máximo donde se pudieron ver videos del Pontificado de Juan Pablo II, escuchar los testimonios de gente cercana a él y de la religiosa que recibió el milagro reconocido para su beatificación.
Algunas de las hermanas que nos estamos preparando para comenzar mañana nuestro XI Capítulo General participamos de esta Vigilia que finalizó alrededor de las 23 horas. Luego un grupo nos dirigimos a la Plaza San Pedro para participar al otro día de la ceremonia de Beatificación. Recién a las 5 de la mañana se nos permitió el ingreso a la multitud de fieles que habíamos esperado expectantes durante toda la noche.
En su homilía, Benedicto XVI resaltó la figura de su "amado predecesor" y su masivo funeral del 8 de abril de 2005, cuando tres millones de fieles invadieron Roma para despedirlo.
"Ya en aquel día percibíamos el perfume de su santidad, y el Pueblo de Dios manifestó de muchas maneras su veneración hacia él", dijo. "Por eso he querido que, respetando debidamente la normativa de la Iglesia, la causa de su beatificación procediera con razonable rapidez. Y he aquí que el día esperado ha llegado; ha llegado pronto, porque así lo ha querido el Señor: Juan Pablo II es beato", gritó, provocando aplausos entre los cientos de miles de fieles.
Recordó también las palabras de Juan Pablo II: "¡No tengan miedo! Abran, más todavía, abran de par en par las puertas a Cristo!" y dijo que aquello que el Papa recién elegido pedía a todos, él mismo lo llevó a cabo en primera persona: abrió a Cristo la sociedad, la cultura, los sistemas políticos y económicos, invirtiendo con la fuerza de un gigante, fuerza que le venía de Dios, una tendencia que podía parecer irreversible.
Terminada la misa, Benedicto XVI recitó la oración del Regina Coeli y saludó y agradeció en varios idiomas a los peregrinos.
Al finalizar, muchos fieles se pusieron en fila para venerar las reliquias del nuevo beato y su ataúd en la Basílica de San Pedro, otros cientos de miles emprendieron el regreso, y nosotras también, cansadas pero felices.
Las fotos del evento a la derecha de nuestro Blog.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Realmente ha sido una alegría inmensa el reconocimiento a la persona de Juan Pablo II, tanto para la Iglesia como así también para cuantos lo han conocido. Que este buen hombre que pasó entre sus hermanos haciendo el bien, nos entusiasme a mostrar el rostro de Cristo con nuestra vida en todas partes.

Hermanas capitulares: les auguramos un buen trabajo, rezamos por ustedes.